Martes 11 de septiembre de 2018, 6:30 p.m.
Casa de Poesía Silva
Calle 12C # 3 – 41, Bogotá
Entrada libre.
Edad mínima / 8 años.
Organiza
Casa de Poesía Silva en alianza con el apoyo de IDARTES
JOSÉ GREGORIO VÁSQUEZ / Poeta.
Nacido en San Cristóbal, Venezuela, en 1973. Poeta, editor y profesor universitario. Obtuvo el Premio Nacional del Libro del CENAL en 2006.
Obras publicadas:
Entre sus libros de poemas se destacan Palabras del alba (1998), Lugares del silencio (1999), Ciudad de instantes (2002), Bogotá siempre palabra (2002), El vago cofre de los astros perdidos. Antología del poeta ecuatoriano César Dávila Andrade (2003, 2011), El fuego de los secretos (2004), La tarde de los candelabros (2006), Ingapirca (2011), Cantos de la aldea (2012), La noche del sol antología poética (2013), Solamente el olvido (2014) y Mínimo esplendor (2016).
Selección de poemas:
26
El canto enfurecido
Las cuerdas llamando
gritando tal vez
tus nombres
y los míos
ahora callados
sepultados en la noche
de este día
5
Estos son mis ya lejanos dictámenes. Son los que ahora
me niegan, me abandonan, me hacen daño. Los que se
apoderan de mí cuando apenas puedo o nada valgo. Los
que me dejan en la noche oscura, desmembrado, inútil.
Aquí están. Ríen mientras quedo como un viejo harapo
arrastrado en la penumbra.
Todo es tormenta en este cuerpo
precipitado ya
en el abandono
Los años venturosos
se han quedado atrás
lejos del atardecer
Y quien persiste en el anhelo de seguir
no va solo
aunque limitada sea la hora
y final el juicio severo del tiempo
No hay remedio que evite el largo y azaroso
suplicio de una pena
No hay plegaria capaz de sostener
ya a un cuerpo débil y errante
que anda en su último desierto:
incapaz y sin fuerza para proseguir
Abandonado no queda sino el adiós:
la amarga caída de golpe funesto
a esta tierra triste y reseca
Todo vuela por encima
y solo aquella palabra puede continuar
un inventario borrado ya por otros
La señal profunda de la vida
estampa en el hondo papel
lejano del olvido
su última letra
la más antigua conexión
con otra tierra prometida
Del cuerpo no queda nada
Lo poco se vuelve refugio lejano
de otra noche
de otro silencio
de un último acomodo
antes de recostar la cara ante el viento
del abandono
Ya son pocas las palabras
y se me atragantan
Y en mi piel ya sedienta y maltratada
y en mis ojos sofocados
comienzan a aparecer otras marcas
otros sonidos:
lejanas señales e imprecisas
Hago silencio
callo ante la noche
Cierro los ojos para entrar
a la otra ciudad
la antigua
la verdadera
entre murallas y misterios
es ella la que ilumina mi nuevo destino
permitiéndome decir un día
nuevamente
Aquí ya no hay lugar
para una página desdibujada
donde intente refugiarme
antes de perecer
Aquí no hay lugar
para volver atrás
y recorrer los años
Son muchas las marcas y profundas
de otras desdichas que me acorralan
sometiéndome inclementemente
Escribirlas aunque se decline la mano
y palidezca la tinta
empaña ya
lo que está en calma
Quiero quemar
lo borroso
Los restos
de otras ilusiones
ya ajenas y abandonadas
Quiero cruzar de un día a otro
de una noche oscura
a una más distante de la intemperie
pero nada puedo
El silencio sigue atado a mi piel
y a mi cuerpo ya agobiado
Cruzo sin sueño
y sin nadie
el río antiguo
Doy pasos lentamente
deshojando la nueva hora
llevando el luto a cuestas y callado
de cada aliento movedizo de mi mano
Voy trayendo forzadamente el poema
a un cielo roto
en la miseria
con otro aire detenido
que se apaga
Cuando vuelvo a él
es otro de verdad
otro el sonido misterioso
de sus noches
sí
es otro el poema ya sin cuerpo
ya sin esta piel cansada
por los años
y sin embargo me quedo en él
contemplándome
desde lejos
mitigando la obscuridad
que se extingue
Sabiendo desde allá que todo cambia
en el aire ya vencido que me atrapa
Todo aquí se apaga
y apenas puedo
Queda el papel vacío
la tinta seca
y por debajo del líquido funesto
otro temblor mancha el papel
aún dudoso
Al despertar vuelvo sin aliento
y sin mí y sin nadie
resistiendo la agonía
Ahora sé en verdad
lo que es penoso
y entonces
me distancio
bajo un profundo silencio
uno nuevo
Sé que todo quedará lejos
incluso
este papel
que palidece
ante la noche
ante el vano intento
que me trae hasta aquí
por decir un día
al menos uno más
sabiéndome ya lejano
y desdichado.